encima de los peñones,
no hay testimonios escritos
ni documentos, ni informes;
han sido algunos vecinos
ya demasiado mayores,
los que nos han relatado
cuáles fueron las razones.
Hace tiempo hubo un
muchacho
que sufría enajenaciones,
con una gran facultad
para hacer premoniciones
que tuvo a los
pobladores
con muchas
preocupaciones,
y es que siempre
adivinaba
en todas sus predicciones.
Si cantaba el miserere
a gente con afecciones,
sabían que a los pocos días
llegarían las defunciones,
por eso no querían verlo
cerca de sus posesiones.
Como cualquier otro niño
buscaba sus diversiones,
y lo llevó al promontorio
una de sus excursiones.
Cuando estuvo allí subido
se cree que unos trompicones
hicieron que se cayera,
aunque existen dos versiones;
otros creen que su caída
se debió a los empujones
que su locura le diera.
Lo cierto es que por sus dones,
o al menos así lo entiende
quien da las explicaciones,
el muchacho no sufrió
ni siquiera contusiones,
por lo que su santa madre,
que lo tenía entre algodones,
quiso agradecerle a dios
por no mandarle lesiones;
y le puso allí una cruz…,
encima de los peñones.