por el mil doscientos
ocho,
maestre de Calatrava
lo nombró el rey don Alfonso,
y al poco de ser
electo
entró en guerra con
los moros.
Tras ellos fue por Jaén
con sus vasallos he
hidalgos
incendiando las aldeas
y robando por los
campos,
pero al saberlo los
moros
aquel sitio
abandonaron.
En el reino de Aragón,
lugar a donde escaparon,
algunos de sus fortines
conocido es que
cercaron,
presentándose el
maestre
a socorrer los
cercados,
y al percatarse los moros
aquellos cercos alzaron.
Por unas
informaciones
que al maestre le
llegaron
supo que en otro castillo,
el de Almodóvar del
campo,
unos sesenta
cristianos
los moros habían
matado.
Se fue presto contra
ellos
del todo encolerizado,
y en tierras de
calatrava
se nutrió de más
soldados;
pero escaparon de
nuevo
cuando estuvieron al
tanto.
En la villa de Fuencalda
lograron al fin
cazarlos,
y allí mataron a
muchos
y a doscientos
cautivaron,
que por orden
del maestre
a cuchillo los pasaron
en una espantosa
muerte.
Guillermo Gutiérrez
Alfonso II de Aragón |
Moros y Cristianos en plena lucha |
Con estas palabras lo cuenta el cronista calatravo frey Francisco de Rades y Andrada:
El III Maestre de Calatrava fue Don Martín Pérez de Siones, natural de la ciudad de Tarazona en Aragón. […] entró con sus caballeros y vasallos haciendo guerra en las tierras del Obispado de Jaén que eran de moros; y después de haber robado el campo y quemado algunas aldeas, supo que los moros por otra parte habían entrado en el reino de Aragón, y tenían puesto cerco a unos castillos de la Orden; y luego fue con sus caballeros a socorrer a los cercados. Los moros cuando supieron de la ida del Maestre, alzaron el cerco, y así el Maestre no entró por entonces en el reino de Aragón; antes se volvió a Calatrava. Entre tanto los moros habían entrado por otra parte de Sierra Morena y llegado al castillo de Almodóvar del Campo, el cuál habían tomado y muerto en él más de sesenta cristianos. Sabiendo esto el Maestre, […] fue contra ellos con la más gente que pudo recoger en tierra de Calatrava. Los moros, sabiendo esto, desampararon el Castillo; y el Maestre fue en seguimiento de ellos hasta un lugar que se llamaba Fuencalda, en Sierra Morena, que ahora se dice la Fuencaliente; y allí él y los suyos mataron muchos de los moros que se quisieron defender, y cautivaron más de doscientos, los cuáles, por mandado del Maestre, fueron pasados a cuchillo.
No era habitual matar a los cautivos, pero no por razones humanitarias, sino porque era más rentable venderlos o rescatar con ellos otros tantos cristianos cautivos. Sin embargo, en Fuencaliente, Siones hizo degollar a los doscientos moros cautivos como escarmiento por haber matado a varios cristianos en un combate previo. Este despilfarro produjo la indignación de algunosfreyles, que se rebelaron contra la autoridad de Siones e intentaron destituirlo del cargo demaestre. Finalmente, la rebelión fracasó y Siones se afianzó en su cargo.