Entiendo que el motivo te violente,
y sé que la batalla no te arredra,
pero no fui yo, querido puente,
quién tu nombre robó para mi piedra,
y fue por desatino de otra gente
que cambiasen mi madroño por tu
hiedra.
Te ruego pues, que no pagues conmigo,
el daño que también es mi castigo.
el daño que también es mi castigo.
Guillermo Gutiérrez
Fuente del madroño