Retorcido su tronco
rompe la tierra
buscando altura para
enredar sus cabellos,
esbelta cual columna
griega,
con sus fuertes manos
de mil dedos.
Su capitel, que
cabeza de medusa pareciera,
teje una maraña que
cubre el cielo;
con sus racimos de
añil caramelo
riega de fragancias y
sombra el suelo.
Vestida en verano,
plácido sueño,
el viento de otoño
sus hojas trasiega,
desnuda queda para el
invierno,
con mantón de reina
en primavera.