domingo, 14 de junio de 2015

La glicina del jardinillo.




Retorcido su tronco rompe la tierra
buscando altura para enredar sus cabellos,
esbelta cual columna griega,
con sus fuertes manos de mil dedos.

Su capitel, que cabeza de medusa pareciera,
teje una maraña que cubre el cielo;
con sus racimos de añil caramelo
riega de fragancias y sombra el suelo.

Vestida en verano, plácido sueño,
el viento de otoño sus hojas trasiega,
desnuda queda para el invierno,
con mantón de reina en primavera.




Miguel Sánchez

 

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