viernes, 28 de agosto de 2015

Palabras para Julia

                                                   

 La nostalgia le visita, y en su ausencia, su voz enmudece al recordarla…mientras, enlaza palabras en un cuaderno, donde su material literario es su propia vida, por la que pasa a lomos de su tristeza.

 Escribe retazos de su historia con esa mujer maravillosa que fue su compañera de camino durante sesenta años; y en su recuerdo se recrea y vuelve a vivir…y le habla, y la siente en cada uno de sus propios latidos, en cada uno de sus silencios, en cada una de sus lágrimas; y suspira, y le ama palabra a palabra.
 Una vida llena de esencia, un cuaderno lleno de vida, de valor, de coraje, de trabajo, de esfuerzo, de penas y alegrías, pero tan, tan lleno de amor que hasta duele.

Alaba en cada página su labor como hija, hermana, novia, esposa y madre vista a través de sus ojos.
 —A Julia nadie la conocía como yo --, repite en varias ocasiones.
Él, ahora mira diferente, usa sus ojos para navegar en la tranquilidad del mar de sus recuerdos, y mientras se humedecen, escribe y la sigue amando  página a página.

Julia, mujer admirable. No has muerto y nunca lo harás aunque tu corazón haya dejado de latir; tan sólo se muere cuando en los recuerdos se deja de existir, tú, no has muerto Julia, querida… simplemente te has hecho invisible.



 Autora: Rosi. 

( voz: Guillermo Gutiérrez )






miércoles, 5 de agosto de 2015

La María Juana


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Al subir la calle nueva,
cuando llegas a la plaza,
nos encontramos de frente
con una fachada blanca
que tiene cuatro balcones,
una pequeña ventana
y una puerta de madera
que nunca estuvo cerrada.

Después del amanecer,
al asomar la mañana,
aquella puerta barría
una mujer campechana
para tenerla decente,
pues durante todo el día
no dejaban de cruzarla
un gran número de gente.

Unos buscaban la maña
que aquella buena mujer
en la costura se daba,
otros la conversación,
que siempre de buena gana
les ofrecía con agrado
y una sonrisa en la cara;
otros le pedían consejo
por ser una mujer sabia
y otros buscaban consuelo
del dulce de sus palabras.
También iban a enterarse
por quién era que doblaban
ya que cuando había un difunto
ella era la encargada
de que doblaran campanas.

Hoy las campanas no doblan,
más bien parece que lloran
la muerte de maría juana,
una mujer de bandera
que se curtió en mil batallas
y en el cielo están de fiesta
para recibir su alma,
la que siempre tuvo abierta
como la puerta de casa.




Guillermo Gutierrez.

La María Juana