viernes, 23 de octubre de 2015

La batalla de Fuencalda




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A Martín Pérez  Siones,
por el mil doscientos ocho,
maestre de Calatrava
lo nombró el rey don Alfonso,
y al poco de ser electo
entró en guerra con los moros.
Tras ellos fue por Jaén
con sus vasallos he hidalgos
incendiando  las aldeas
y robando por los campos,
pero al saberlo los moros
aquel sitio abandonaron.


  En el reino de Aragón,
 lugar a donde escaparon,
algunos  de sus fortines
conocido es que cercaron,
presentándose el maestre
a socorrer los cercados,
y  al percatarse los moros
aquellos cercos alzaron.

Por unas informaciones
que al maestre le llegaron
 supo que en otro castillo,
el de Almodóvar del campo,
unos sesenta cristianos
los moros habían matado.


 Se fue presto contra ellos
del todo encolerizado,
y en tierras de calatrava
se nutrió de más soldados;
pero escaparon de nuevo
cuando estuvieron al tanto.

En la villa de Fuencalda
lograron al fin cazarlos,
y allí mataron a muchos
y a doscientos cautivaron,
que por orden del  maestre
 a cuchillo los pasaron
en una espantosa muerte.


Guillermo Gutiérrez


Alfonso II de Aragón
Moros y Cristianos en plena lucha


















                                    



Con estas palabras lo cuenta el cronista calatravo frey Francisco de Rades y Andrada:



El III Maestre de Calatrava fue Don Martín Pérez de Siones, natural de la ciudad de Tarazona en Aragón. […] entró con sus caballeros y vasallos haciendo guerra en las tierras del Obispado de Jaén que eran de moros; y después de haber robado el campo y quemado algunas aldeas, supo que los moros por otra parte habían entrado en el reino de Aragón, y tenían puesto cerco a unos castillos de la Orden; y luego fue con sus caballeros a socorrer a los cercados. Los moros cuando supieron de la ida del Maestre, alzaron el cerco, y así el Maestre no entró por entonces en el reino de Aragón; antes se volvió a Calatrava. Entre tanto los moros habían entrado por otra parte de Sierra Morena y llegado al castillo de Almodóvar del Campo, el cuál habían tomado y muerto en él más de sesenta cristianos. Sabiendo esto el Maestre, […] fue contra ellos con la más gente que pudo recoger en tierra de Calatrava. Los moros, sabiendo esto, desampararon el Castillo; y el Maestre fue en seguimiento de ellos hasta un lugar que se llamaba Fuencalda, en Sierra Morena, que ahora se dice la Fuencaliente; y allí él y los suyos mataron muchos de los moros que se quisieron defender, y cautivaron más de doscientos, los cuáles, por mandado del Maestre, fueron pasados a cuchillo.




No era habitual matar a los cautivos, pero no por razones humanitarias, sino porque era más rentable venderlos o rescatar con ellos otros tantos cristianos cautivos. Sin embargo, en Fuencaliente, Siones hizo degollar a los doscientos moros cautivos como escarmiento por haber matado a varios cristianos en un combate previo. Este despilfarro produjo la indignación de algunosfreyles, que se rebelaron contra la autoridad de Siones e intentaron destituirlo del cargo demaestre. Finalmente, la rebelión fracasó y Siones se afianzó en su cargo.



viernes, 28 de agosto de 2015

Palabras para Julia

                                                   

 La nostalgia le visita, y en su ausencia, su voz enmudece al recordarla…mientras, enlaza palabras en un cuaderno, donde su material literario es su propia vida, por la que pasa a lomos de su tristeza.

 Escribe retazos de su historia con esa mujer maravillosa que fue su compañera de camino durante sesenta años; y en su recuerdo se recrea y vuelve a vivir…y le habla, y la siente en cada uno de sus propios latidos, en cada uno de sus silencios, en cada una de sus lágrimas; y suspira, y le ama palabra a palabra.
 Una vida llena de esencia, un cuaderno lleno de vida, de valor, de coraje, de trabajo, de esfuerzo, de penas y alegrías, pero tan, tan lleno de amor que hasta duele.

Alaba en cada página su labor como hija, hermana, novia, esposa y madre vista a través de sus ojos.
 —A Julia nadie la conocía como yo --, repite en varias ocasiones.
Él, ahora mira diferente, usa sus ojos para navegar en la tranquilidad del mar de sus recuerdos, y mientras se humedecen, escribe y la sigue amando  página a página.

Julia, mujer admirable. No has muerto y nunca lo harás aunque tu corazón haya dejado de latir; tan sólo se muere cuando en los recuerdos se deja de existir, tú, no has muerto Julia, querida… simplemente te has hecho invisible.



 Autora: Rosi. 

( voz: Guillermo Gutiérrez )






miércoles, 5 de agosto de 2015

La María Juana


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Al subir la calle nueva,
cuando llegas a la plaza,
nos encontramos de frente
con una fachada blanca
que tiene cuatro balcones,
una pequeña ventana
y una puerta de madera
que nunca estuvo cerrada.

Después del amanecer,
al asomar la mañana,
aquella puerta barría
una mujer campechana
para tenerla decente,
pues durante todo el día
no dejaban de cruzarla
un gran número de gente.

Unos buscaban la maña
que aquella buena mujer
en la costura se daba,
otros la conversación,
que siempre de buena gana
les ofrecía con agrado
y una sonrisa en la cara;
otros le pedían consejo
por ser una mujer sabia
y otros buscaban consuelo
del dulce de sus palabras.
También iban a enterarse
por quién era que doblaban
ya que cuando había un difunto
ella era la encargada
de que doblaran campanas.

Hoy las campanas no doblan,
más bien parece que lloran
la muerte de maría juana,
una mujer de bandera
que se curtió en mil batallas
y en el cielo están de fiesta
para recibir su alma,
la que siempre tuvo abierta
como la puerta de casa.




Guillermo Gutierrez.

La María Juana





domingo, 14 de junio de 2015

La glicina del jardinillo.




Retorcido su tronco rompe la tierra
buscando altura para enredar sus cabellos,
esbelta cual columna griega,
con sus fuertes manos de mil dedos.

Su capitel, que cabeza de medusa pareciera,
teje una maraña que cubre el cielo;
con sus racimos de añil caramelo
riega de fragancias y sombra el suelo.

Vestida en verano, plácido sueño,
el viento de otoño sus hojas trasiega,
desnuda queda para el invierno,
con mantón de reina en primavera.




Miguel Sánchez

 

miércoles, 20 de mayo de 2015

la leyenda de la cruz de los peñones


Del por qué se ancló la cruz
encima de los peñones,
no hay testimonios escritos
ni documentos, ni informes;
han sido algunos vecinos
 ya demasiado mayores,
los que nos han relatado
cuáles fueron las razones.

 Hace tiempo hubo un muchacho
que sufría enajenaciones,
 con una gran facultad
para hacer premoniciones
 que tuvo a los pobladores
 con muchas preocupaciones,
 y es que siempre adivinaba
en todas sus predicciones.

Si cantaba el miserere
a gente con afecciones,
sabían que a los pocos días
llegarían las defunciones,
por eso no querían verlo
cerca de sus posesiones.

Como cualquier otro niño
buscaba sus diversiones,
y lo llevó al promontorio
una de sus excursiones.

Cuando estuvo allí subido
se cree que unos trompicones
hicieron que se cayera,
aunque existen dos versiones;
otros creen que su caída
se debió a los empujones
que su locura le diera.

Lo cierto es que por sus dones,
o al menos así lo entiende
quien da las explicaciones,
el muchacho no sufrió
ni siquiera contusiones,
por lo que su santa madre,
que lo tenía entre algodones,
quiso agradecerle a dios
por no mandarle lesiones;
y le puso allí una cruz…,
 encima de los peñones.  














viernes, 24 de abril de 2015

de por qué también se llama puerto del Acetre el puerto de Valderrepisa.






Llegado al pueblo un viajero,
de no muy buena apariencia,
al  no tener un cobijo,
acordó entrar en la iglesia;
no porque fuera devoto,
ya veréis que no lo era,
sino buscando refugio
antes de que anocheciera.

Una vez allí, a solas,
quieto, como quien rezara,
se dio cuenta que el acetre,
se lo habían dejado fuera.

Entendiendo por su brillo,
que no era metal cualquiera,
se apuró para cogerlo
y así no lo sorprendieran.
Se lo guardó en la chaqueta,
y una vez estuvo fuera,
pensó que yendo a almodóvar
quizá  no lo descubrieran.
Pero no tuvo fortuna,
y sí, levantó sospecha,
pues se echó en falta el acetre
desde hora tempranera;
decidiendo la justicia
que al hombre se persiguiera.

Ya lo estaban acechando,
y dándose el ladrón cuenta,
tras una mata, el acetre,
lo escondió con emergencia.
Le pidieron que dijera
si el acetre aquél  llevaba,
pero juró  no tenerlo,
y que si él lo tuviera,
que los lobos de la sierra
por ello se lo comieran.

Creyéndolo,  la justicia,
decidió darse la vuelta,
pero poco había pasado,
y unas voces lastimeras
que se oían por donde hablaron,
les hicieron que volvieran.

Una vez que regresaron
allí donde las oyeran,
 se quedaron asombrados
de aquella  escena  dantesca,
y es que encontraron al hombre
devorado por las fieras.


 Gran misterio les produjo,
que sus huesos estuvieran
metidos en el acetre,
pues de ninguna manera
pudieron allí meterse;
pero  tuvieron certeza,
que por los falsos perjuros
aquello se produjera.

Con los huesos, el acetre,
y muchísima impaciencia,
se volvieron a la villa,
para dar comparecencia
sobre todo lo ocurrido,
y dando la referencia
del sitio en el que había sido,
alguien tuvo la ocurrencia;
que por el "puerto el acetre"
siempre fuera conocido,
lo que quedó por sentencia.


Guillermo Gutiérrez.



el acetre

La justicia

los lobos devorando al hombre



los huesos del hombre devorado

jueves, 26 de febrero de 2015

La Matanza en Fuencaliete

- ARCHIVO DE SONIDO PARA MÓVILES -

La matanza en Fuencaliente- archivo de sonido-


Al acercarse el invierno,
ya vacíos los tinajones,
se prepara la matanza
y se empiezan las cocciones
de arroz, papa y calabaza.

Tras muchas preparaciones,
la mañana en que al cochino
se le infrinjan las lesiones,
antes del amanecer,
los que serán anfitriones,
lo tendrán  todo dispuesto
y encenderán  los fogones.

 Después  de tomar café
y darse unos calentones
que despejarán el sueño
y quitarán  tiritones,
el dueño de la matanza
repartirá  comisiones,
para que todos aprendan
cuáles serán sus funciones.

A  solas, a su mujer,
le da algunas instrucciones.
Tú  recogerás la sangre,
que con tantos salpicones,
no quiero que de la calle
se llenen de lamparones;
y para toda la gente,
que haya muchas atenciones.

El  hombre agarra el cuchillo,
le  da algunos afilones
y dirigiéndose al guarro
inicia las agresiones.

El cerdo mientras la brega
causa algunos desollones
a aquellos que lo sujetan,
por dar tantas convulsiones.

Una vez que ya está muerto,
después de las abrasiones
para quitarle el pellejo,
comienzan  las incisiones
del maestro carnicero;
y también las hinchazones,
pues de los lomos del guarro
cuatro o cinco medallones
se  cortarán “pa” somarro;
y después con los pulmones,
un buen moje de asadura
se servirá a los peones,
que tras unas buenas migas
con sus pimientos ronchones,
y un cafelito con pastas
se  pondrán como tejones.

Pero viendo la regenta
cesar las obligaciones
con motivo de la fiesta
y el circular de porrones,
acelera los trabajos
soltando  un par de sermones.

Primero dice a los hombres
que no beban tanto vino,
o luego estarán pintones,
y deben tener cuidado
 con el trato a los jamones,
al menos hasta el momento
de entrarlos en salazones.
Que después se ponen malos…….
y  “to” son  lamentaciones.

Después dice a las mujeres
que con tantas diversiones
no habrá bodrio ni habrá aliños,
ni tampoco  probaciones,
y quiere dejarse  hechos
chorizos y salchichones.

Y así es como la anfitriona,
con un par de sofocones
consigue hacer su matanza
y empezar las curaciones.


Guillermo Gutiérrez



Embutidos en proceso de curación



Utensilios para la matanza


miércoles, 21 de enero de 2015

Leyenda sobre lo que ocurrió en Fuencaliente durante la guerra de Africa.




   
Hoy relataré un hecho muy extraño,
de Cuando sólo  una desnuda talla
era Nuestra  Virgen de los Baños…

Emprendida  en  África, cruel  batalla,
que enfrentaba españoles contra moros,
dicha guerra miserable, ruin, canalla,
provocó  en nuestra armada deterioros;
y la muerte de incontables  combatientes,
se cubrieron con nuevos incorporos.

Algunos hombres desde Fuencaliente,
esposas, hijas, madres y hermanas,
dejaron  atrás en despedida hiriente;
y por pías, devotas y cristianas,
rezaban con fervor por los soldados
que partieron hacia tierras africanas.

 Sita la Virgen en cajón vidriado,
en siete días, no pudo ser vista,
pues todo su cristal quedó empañado.
Pero según me cuenta la cronista,
no dieron importancia a este detalle;
 el aljibe del agua de bañistas,
mezclado  con el frío de la calle,
pudiera producir  tal  resultado
sin  que en él, nada insólito se halle.


Los padres de los hombres reclutados,
supieron en  misiva de sus hijos,
que en un ataque, de siete días pugnado,
calmando  su dolor y sus aflijos,
estuvo siempre, servicial señora,
llevándoles el agua en un botijo.

 Concurriendo aquella lucha agotadora,
con la fecha del velado de la urna,
 entendieron  que la dulce protectora
que tuvieron sus hijos en la pugna,
pudo ser nuestra Virgen venerada,
ausentándose de forma taciturna.

Esta historia, del todo inusitada,
a  ritmo de terceto encadenado
la escribo para oírla recitada;

 y el primor, con que a mí se me ha contado,
a doña Emilia debo agradecerlo,
mi maestra, la que tanto me ha enseñado.


Guillermo Gutiérrez


Guerra de Africa (batalla de tetuán)
22 de Octubre de 1859- 26 de Abril de 1860