miércoles, 22 de octubre de 2014

Soneto a la fuente de la teja


 
Y cuando vas dejando Fuencaliente,
para pisar tierra de Andalucía,
se torna la fatiga en alegría
cuando el camino, nos ofrece una fuente.

Se dice que una teja antiguamente,
el chorro de agua fresca conducía,
hasta acercarlo a aquél que lo bebía,
dejándolo en su boca suavemente.

Por ser de hierro su sabor teñido,
rehúsa de tomarla el forastero
y es que se tiene por afuera oído,

que si tomas el agua del venero,
de la cabeza quedas desvalido,
terminando en las manos del loquero.


Guillermo Gutiérrez




foto de la fuente de la teja 1969 ampliada 

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